El libro de Auster más fluido de los que he leído. Tranquilo, luminoso, optimista como pocos de un autor al que leía mucho y con el que me he vuelto a reconciliar.
La vida de todos los personajes se van hilvanando desde la vida y la perspectiva del narrador; todos convergen hacia un renacimiento, una nueva ilusión por la vida que habían dado por estancada, vacía o malgastada.
Una oda al triunfo de la voluntad sobre la apatía. Visto de otra manera, del orgullo propio frente al derrotismo. Según la visión que te va impregnando, no hay que aspirar a cambiar el mundo y amargarse si no consigues llegar al gran objetivo que te has impuesto. La tesis del narrador, opuesta a esa desgana y que contagia a todos, es hacer razonablemente feliz el espacio que te rodea, lo que tienes a tu alcance.
No quiero confundir: no es una novela cursi, ni manipuladora. Puede rozar esos pecados, pero el talento de Auster lo salva con solvencia porque siempre tiene su arma cargada. El arsenal narrativo de siempre:el azar, la casualidad. Si otros están buscando siempre la luz más allá y viven en tierras de penumbra, Auster siempre saca lo aleatorio como motor de todo lo importante que les pasa a sus personajes, como liberador ante la indolencia.
Buena novela para leer en tiempos sombríos.
La podéis
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