Mobuzz, la televisión por internet de Anil de Melo (en la que trabajan Javier Capitán e Iria Gallardo), está pasando por una mala racha. Necesitan €120.000 para seguir funcionando. Algunas campañas de publicidad han sido suspendidas y no pueden más con los costes fijos.
¿Qué solución han encontrado? Contar el problema a los cuatro vientos y pedir a los televidentes que les donen lo que puedan.
Me asaltan sentimientos e ideas contradictorias, pero me parece valiente que hagan este gesto de apertura y confiesen que las cosas van mal. Muchas empresas y empresarios se afanan en aparentar que sus balances van como la seda como si les fuera la vida en ello (a veces incluso dándole más importancia a eso que a la propia producción). Si no es así ¿por qué se gastan algunos esas millonadas en oficinas con decoraciones carísimas si no lo necesitan de verdad? Idem con la tarjetas de visita y equipos electrónicos que en muchos casos, y debido a la naturaleza del negocio en cuestión, no son necesarios. Tampoco veo necesario recordar la obsesión de los políticos españoles en aparentar ser potentados con coches, despachos y billetes de 1ª clase en los viajes…
Ante la avalancha de críticas a Mobuzz, ejemplificadas en los comentarios en la entrada de Enrque Dans no puedo más que sorprenderme ante los olvidos (no me atrevo a llamarlo doble moral) que algunos parecen tener. ¿Cuántas críticas se hacen a las ayudas públicas a determinadas empresas especialmente inútiles, derrochadoras e ineficientes? Sin entrar en las recientes ayudas a los bancos y cajas, muchas administraciones (de las que yo conozco, todas), de todos los partidos políticos, subvencionan, ayudan o sostienen infinidad de empresas, chanchullos o chiringuitos. En mi humilde opinión, al menos algunas son objetivamente prescindibles y suponen un derroche inaceptable. No es más que una opinión que no tiene más relevancia que la de uno más de los que ayuda a sostener ese sistema.
Esto son ciudadanos privados pidiendo dinero a ciudadanos privados.
«Ante el vicio de pedir, la virtud de no dar»
Lo que piden Anil, Iria, Javier et al… es una aportación voluntaria a ciudadanos privados. ¿Por qué se rasgan las vestiduras los que critican el gesto? Mucho más graves me parecen algunos gastos públicos. Sobre todo porque salen de mis bolsillos. No me refiero a todo el gasto público, ni siquiera a la mayoría. Todos conocemos alguna historia montada Dios sabe por qué y para quién.
Soy partidario de que los proyectos empresariales sean saneados y tengan un modelo de negocio estable y serio. También sostengo que hay proyectos que necesitan un tiempo para madurar y encontrar su umbral de rentabilidad. Es posible que Mobuzz, después de cuatro años, ya debiera haber cruzado el Rubicón, pero si es una asunto coyuntural o estructural escapa a mis conocimientos de la empresa. Son cuestiones que deben dilucidar aquellos que inviertan en el proyecto. Probablemente alguno de los errores que puedan achacársele a esta iniciativa sea la falta de una mayor información sobre los costes e ingresos de la empresa (aunque han anunciado que lo van a hacer) y el dejar abierta la forma en la que los donantes pudieran convertirse en inversores.
Aquí os dejo el vídeo para que juzguéis con más información.
Salvar Mobuzz from Anil de Mello on Vimeo.
Actualización. Otros lo han contado mucho mejor:
- Javi Martín de Loogic: Save the world save Mobuzz.
- Javier Capitán, que es parte de Mobuzz.
- Antonio Ortiz en Error 500.
- Resumen de opiniones que ha recopilado Javi Martín en Loogic.
Actualización 27 de noviembre: No ha podido ser. Anil ha anunciado que tienen que cerrar y que ya verán cuándo pueden volver. Lo siento mucho por el equipo, que es de primera calidad. Ojalá vuelvan pronto.
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