Los jóvenes se sienten invulnerables. Los maduros sospechamos que nos puede pasar cosas malas. Los ancianos saben que somos frágiles.
¿Qué ocurre si una mañana llaman a la puerta y no es el lechero, sino la guardia civil que te detiene y te acusa de matar a una niña y a su padre?
La enfermedad y los accidentes son las cosas que más tememos porque nos sentimos seguros con lo demás. Confiamos en que nuestro trabajo y talento nos darán sustento. Compramos coches seguros y limitarnos la velocidad para no morir en la carretera. Pero no esperamos que la Justicia nos señale y nos envíe a la cárcel durante tres años.
Javier Caraballo ha escrito un libro contando la pesadilla de una persona a la que el sistema judicial falló miserablemente hasta que el “Tribunal Supremo confirmó su inocencia en sentencia firme”. Es la misma pesadilla que tan bien retrataron Alfred Hitchcock y Henry Fonda en “Falso culpable” y que tanto me impactó cuando la vi la primera vez.
Buena sanidad para prevenir las enfermedades. Buena educación para no caer en la ignorancia. Buena justicia para evitar ser un falso culpable.
Hay que cuidar lo que nos da seguridad. Son cosas que nos permiten ser libres.
Comprad el libro, que merece la pena:
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