Dos personas brillantes (dos más en una lista interminable) se van de Andalucía para alcanzar el éxito fuera. De nuevo, una vergüenza sobre esta sociedad que marchita poco a poco, donde las islas de excelencia ya no forman un archipiélago y donde muy pronto no querrá atracar ninguna flota que merezca la pena.
Patricia y Juan forman una pareja fuera de lo común: Jóvenes, listos, currantes, atrevidos,… incluso guapos. Hace años que los conozco y he trabajado con ellos lo suficiente como para ver lo brillantes que son y la gran pérdida que es, para nosotros, que se vayan a Dublín a sacar adelante sus proyectos. Como todo el mundo, no son perfectos, «más se acerca a lo que yo, simplemente soñé».
Los estamos echando mucho de menos.
Han contado algunos detalles cosa de por qué se van, pero yo siento que no hemos podido, no he podido, darles lo que ellos necesitaban para desarrollar sus proyectos e ideas. Y con ello hemos perdido la riqueza y la innovación que crearán.
Hace unas semanas escribí una entrada parecida a esta, pero más centrada en la falta de visión de futuro y la pasividad que nos rodea. El gran Javier Rubio, la citó en uno de sus artículos en ABC de Sevilla (Retener el talento) (Aquí en PDF):
Tras años de ver irse a algunas de las mejores mentes de Andalucía, es ahora cuando estoy viendo el efecto de su marcha. La emigración tiene, entre otros, un efecto devastador: nos quedamos aquellos capaces de aguantar lo que sea.
La fuga continúa. Con cada salida de estas baja la media. Lo recordaremos en los años venideros.
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