Un tipo al que conozco ha publicado hoy este artículo en la edición andaluza de «El Mundo». Espero que me comentéis qué os parece.
“Quiero [la libertad de prensa] por la consideración de los males que evita más que por los bienes que realiza” La democracia en América. Libro 1º Capítulo III. Alexis de Tocqueville
Seamos claros: la situación judicial de los periodistas demandados por el Sr. Chaves es un disparate. Desde el más profundo respeto a las decisiones judiciales, me parece desorbitada la cuantía de la fianza solicitada por la juez para proteger el honor del presidente de la Junta. Pero lo que me preocupa más es que sea un efectivo “aviso a navegantes”, un nuevo toque de atención ante cualquiera que se atreva criticar la omnipotencia del poder político.
Porque una sociedad democrática no puede vivir sin libertad de expresión, y ésta se expresa en gran parte en la libertad de prensa. Los ciudadanos, incluso aquellos que nunca leen prensa escrita, necesitan que la libertad de expresión se cuide, se mime y se proteja como uno de sus bienes fundamentales más preciados. Es, a mi juicio, uno de los requisitos para que la sociedad a la que pertenecen prospere de forma real.
Cuentan académicos, mucho más versados que yo, que el auge del nacionalismo excluyente y la restricción efectiva de la libertad de expresión es el origen de la actual decadencia catalana. Para muchos el denominado “oasis catalán”, esto es, la ausencia de prensa escrita libre y crítica, ha originado una atmósfera de oscurantismo, autocensura y dependencia respecto de las instituciones de gobierno antes desconocida. A juicio de muchos, esta situación hace que el espíritu libre y emprendedor, tradicional en la cultura catalana y motor de su desarrollo económico y social, esté desapareciendo poco a poco.
Esta es la preocupación que me despierta la fianza de más de 700.000 euros, que este “aviso a navegantes” sea atendido por los pocos espíritus libres que trabajan en el periodismo en Andalucía, y que esta región se convierta en una copia del “oasis catalán”, de manera similar a lo que nuestros gobernantes han hecho con la Reforma del Estatuto. Pero hay algo importante que debería ser tenido en cuenta, la decadencia andaluza empezaría desde niveles mucho más bajos que los de Cataluña. Nuestros niveles de bienestar, de desarrollo científico y tecnológico, y de valoración de la cultura humanística, son mucho más bajos que los de Cataluña. Ellos pueden haber empezado su decadencia, pero una eventual y deseable corrección de esa deriva les puede devolver a la senda del progreso con más facilidad, sin atravesar la delgada línea del subdesarrollo.
La cuestión fundamental es: ¿Podemos permitirnos en Andalucía el lujo de sufrir un régimen de monopolio político, autoritarismo ideológico y asfixia intelectual?
Javier Caraballo, uno de los querellados, explica el origen del artículo en su blog.
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