EL RADICAL

Me comentáis varios lectores que por qué escribí de la forma en la que lo hacía en el mensaje sobre la ley de retención de datos y comunicaciones personales sin control judicial.

No os preocupéis. No me he vuelto loco ni un nihilista político. Tampoco el radical que siempre quise ser, ni el agitador que muchos creíais que era. Simplemente fue un ejercicio de estilo para ver cómo podía expresar unas ideas desde el otro lado de la valla, desde el lado inocente, ingenuo, exaltado.

Las ideas no eran (son) radicales. Sólo la forma de expresarlas. Muchos de vosotros conocéis mi alergia a la retórica hipócrita (o eufemística) de ciertos políticos, empeñados en adjudicar a los demás las cualidades de ángel o demonio discrecionalmente. La entrevista a la Ministra Calvo en el programa de Gemio del pasado sábado o la intervención de sobre quién es o no es feminista de Amparo Rubiales en una tertulia la semana pasada son buenos ejemplos de estos discursos que me producen fobia.

Entiendo que algunos replicarán que Federico Jiménez Losantos es igual, que no es muy respetuoso ni tolerante. Es posible, pero él no me hace chantaje.

Y ahora valoro el respeto que me enseñaron mis amigos Próspero, Juan Carlos, Benjamín, Paco, Bartolo, Luis, (y tantos más…) en Granada, hora tras hora leyendo cuatro periódicos y viendo telediarios, o discutiendo el contenido de un artículo para la revista que editábamos. Valoro lo que me enseñaron en conocimiento, en valores de tolerancia y empatía, en la forma de aceptar al otro sin problemas, porque es tu amigo, porque entiendes qué pasa por su cabeza, porque sabes que no quiere manipularte.

Por otro lado, con ese estilo pude enseñar bien la doble cara del que lleva muchos años en el poder y usa la imagen del outsider redentor que, sólo si vuelve a mandar (sólo si sigue mandando), traerá el bienestar y el maná del cielo para todos los justos. Porque aquel que no es justo, aquel que no piensa como él, es un retrógrado que sólo quiere chupar la sangre a la clase trabajadora. Y si pienso como él/ella y tengo mis dudas de su capacidad de que él/ella haga realidad esa ideal, o bien soy un radical de ultraizquierda (y un utópico trasnochado) o bien un quintacolumnista de las fuerzas reaccionarias que pretenden volver al franquismo.

El funcionario de la política nunca se ve como un engranaje del sistema que quiere cambiar, sino como un alicate o un martillo.

Una respuesta

  1. Gracias por tus felicitaciones..me producen cierta media sonrisa los caprichos del azar en esto de los encuentros entre los bloggers…Eres realmente peleón..Uff puro nervio sólo echando una ojeada a tus post..
    Pero hay algo que resulta tierno..tus fotos.Gracias por esa generosidad en querer compartirlas con todo el Universo de locos navegantes..
    Un besito.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.