Hace mucho tiempo que se estudian los procesos colectivos de colaboración. Para muchas tareas complejas, desde la categorización de información hasta la gestión de redes de telefonía móvil, un grupo de personas no jerarquizado puede tener un rendimiento óptimo.
Mi amigo Alfredo Romeo plantea una nueva aplicación:
«Se conocen las debilidades del sistema judicial español en cuanto a recursos. ¿Por qué no aprovechar el de las miles de personas que, teniendo tiempo libre y ganas de aportar un granito de arena hacia una causa justa y noble? Nos imaginamos que tras la apertura de un sumario judicial este fuera íntegramente colgado en Internet para que todos aquellos que quisieran pudieran acceder al mismo, analizarlo e investigarlo. ¿Nos imaginamos la Operación Malaya y todo el asunto marbellí, siendo accedido por parte de decenas de personas para desenredar estos hechos?»
Dejando a un lado que el origen de su reflexión es la investigación sobre el 11M que varios medios de comunicación están haciendo y el problema de no vulnerar el derecho a la intimidad de las personas, la idea es fantástica. Al principio me pareció ingenua, revolucionaria y deseable, pero muy improbable, dado el carácter tan estático de los sistemas de justicia. Pero después se me ocurrió que sería posible aplicarlo con las herramientas ya existentes: ¿No existen las acusaciones particulares? ¿No existen los sistemas de gestión de información para muchos usuarios?
PS: ¡Cómo hubiera disfrutado Félix Bayón con esto! Tanto como yo lo estoy haciendo ahora con su novela «De un mal golpe«.
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