Blog de Eduard Punset » Blog Archive » Otra manera de ver la vida, la mente y el universo
No me resisto a copiarlas por si hay algún perezoso en la sala. Los enlaces originales y los comentarios más igeniosos, en la web original:
# No hay propósito ni intención en la evolución. Me lo repetía incansable Stephen J. Gould (1; 2; 3) en Harvard hasta poco antes de morir.
# No es seguro que exista una diferencia tan nítida como cree la gente entre la materia inerte, la materia viva y la inteligencia.
# Sólo la ciencia es noticia. El resto es chismorreo. ¿De verdad se puede tomar en serio lo que dicen muchos cantamañanas por ahí después de haber visto en el microscopio de túnel -desarrollado por el Premio Nobel Heinrich Rohrer (1) en IBM- cómo se ensamblan los átomos a su antojo?
# Desde Stanford, el neurocientífico Robert Sapolsky (1) ha dejado bien claro las causas y el impacto del estrés. La diferencia entre nosotros y una cebra es que esta tiene que ver a la leona que se la quiere comer para estresarse y a nosotros, en cambio, nos basta con imaginarla.
# El escrutinio detallado del lavado de cerebro por científicas como Kathleen Taylor ha puesto de manifiesto dos cosas: que los sistemas educativos pueden facilmente convertirse en un lavado de cerebro para la infancia en lugar de un instrumento cuestionante y libertario. Y que debemos desconfiar de las emociones sectarias o grupales porque no son, al contrario de lo que podría pensarse, la suma filtrada por varios de las distintas emociones razonadas por individuos. Al revés, las emociones de grupo suelen ser perversas.
# De Lynn Margulis (1), aprendí a constatar la vastedad del mundo microbiano y que lo esencial de la vida había aflorado ya hace más de tres mil millones de años antes de que aparecieran los primeros primates sociales.
# Ningún proyecto sale del limbo sin una emoción y no existe ninguna decisión supuestamente lógica que no esté contaminada por una emoción. Esto se lo debemos a Antonio Damasio (1; 2) y a su mujer trabajando en su laboratorio de Iowa primero, y ahora en California.
Deja una respuesta