¿Por qué tenemos que levantarnos los andaluces?
http://www.us.es/gabpren/resumen/16-17-Octubre.pdf
El Mundo – Andalucía . 16/10/2004
¿Por qué tenemos que levantarnos los andaluces?
Luis F. Rull (Universidad de Sevilla)
Andaluces, levantaos. Ese es el nombre de una «plataforma» ciudadana creada recientemente por varias personalidades de nuestra Comunidad. Se autodenomina defensora de los derechos de los andaluces ante «riesgos evidentes» de discriminación en los procesos de cambio legal-institucional que se están llevando a cabo (Estatuto, Constitución y el Sistema de Financiación autonómica)
La convocantes levantiscos parecen coincidir en que necesitamos despertar de algo así como de un largo letargo que impide que nuestra región adquiera el dinamismo social que haga que nos acerquemos a Europa en vez de alejarnos. Porque supongo que el objetivo último es ese, conseguir que se cambie el rumbo de la nave andaluza, de frenar el alejamiento que de forma tan tozuda como desesperante muestran los indicadores sociales. Y para cambiar esta escora tan peligrosa, se nos llama a que protagonicemos épica y heroicamente una rebelión (supongo que pacífica) contra algo o alguien -sin que indiquen muy bien qué o quién.
La invocación a un espíritu colectivo, a la esencia milenaria de un pueblo, para la consecución de objetivos políticos no es una estrategia nueva, en realidad es tan antigua como la civilización occidental. Pero en mi opinión ya debemos empezar a superar los llamamientos «románticos» basados en sentimientos más o menos relacionados con nuestra identidad para alcanzar el progreso y el bienestar social. Los andaluces, al margen de consideraciones «esencialistas» somos un grupo que se va quedando rezagado comparado con otras sociedades españolas que está aprovechando mejor las dinámicas sociales españolas.
Parece una estupidez que debamos levantarnos con pasión, emoción y arrojarnos a una lucha heroica sin objetivos claros. Y menos si esos objetivos son de orden político. No debemos olvidar que el romanticismo, en sentido estricto del término, ha sido la raíz de las dos últimas grandes tragedias europeas, tal y como Isaiah Berlin sostiene en una conocida obra suya.
Cinco personas conocidas encabezan los titulares de los periódicos en su presentación. Cinco personas con trayectorias públicas dilatadas, algunos incluso con trayectorias electorales tan amplias como recientes. No es que esto los descalifique para alzarse en defensa de los derechos de los andaluces, pero no los coloca precisamente en la mejor posición para erigirse como representantes de la sociedad civil. No es importante, pero puede ayudar a comprender que una de las reivindicaciones principales sea la de un mayor poder para la administración autonómica. Una demanda que me parece legítima como medio para un mayor desarrollo de Andalucía, como medio para mejorar las condiciones de vida de mis conciudadanos, es decir, como un medio, no como un fin en sí mismo. ¿Cuántas veces se ha planteado este debate en la sociedad civil andaluza? Si la igualdad (o ausencia de «asimetría») respecto a los nuevos marcos de competencias es conveniente para los andaluces, bienvenida sea, pero, ¿es eso algo realmente demostrado?
Estas cinco personas conocidas harían mejor explicando a los andaluces que la libertad es una de las bases del progreso y que esa libertad implica la aceptación de un cierto margen de maniobra, un cierto margen para el desarrollo y mejora personal, una mayor autonomía individual para la competencia, para la elección de los mejores, para aceptar definitivamente la palabra maldita en el status oficial de Andalucía, la meritocracia. Explicar que el igualitarismo fue un instrumento de progreso necesario en tiempos de desigualdades y abusos,pero que ahora nos puede destruir. Que la igualdad, tan necesaria como la libertad, significa que los ciudadanos tenemos en principio los mismos derechos y obligaciones pero eso no significa que los ciudadanos tengamos adquiridos TODOS los derechos. Veámoslo con un ejemplo: Todos los estudiantes de un mismo curso tienen (o deben tener) al comenzar las clases los mismos derechos, las mismas oportunidades, pero al finalizar el curso, unos habrán trabajado y estudiado con aprovechamiento y tendrán derecho a aprobar (e incluso a sacar buenas notas). Pero aquel que no lo haya hecho NO tendrá este derecho, deberá suspender y elegir entre dos opciones, recuperar el tiempo perdido o repetir curso, con lo que le pasará como a Andalucía, que se irá alejando de aquellos que hacen sus deberes.
No parece que de todo lo anteriormente expuesto hablen los convocantes a levantarse, ya que no nos convocan para denunciar a un Gobierno que después de 25 años nos aleja más que nos acerca a lo que es común para las sociedades europeas que progresan, ni para denunciar a aquellos que se aprovechan de las migajas que reparte el ejecutivo para adormecer a los representantes de los trabajadores y empresarios. No lo hacen y, excepto quizás la noble y digna figura del Prof. Clavero, parece que se dedican a utilizar esta plataforma para intentar resucitar desde un pasado responsable de la actual situación a la que algunos de ellos no han sido ajenos.
Quizás algún día, así lo espero, los andaluces nos demos cuenta que somos nosotros mismos los únicos capacitados para intentar cambiar la «maldita» tendencia divergente con Europa. Nuestra única opción pasa por aceptar entre nosotros que el reconocimiento del mérito y la capacidad son los instrumentos para romper esta tendencia y que esta actitud debe llevarse desde el colegio hasta el lugar de trabajo de cada uno, desde la Universidad hasta la Administración. Quizás el único esfuerzo que haya que hacer ahora es convencernos de que el progreso, y no olvidemos que esto significa bienestar social, pasa también por desenmascarar a tanto ignorante e incompetente que ocupan puestos de demasiada responsabilidad en nuestra Comunidad.
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