Juan Freire: La inversión en I+D no significa innovación


Juan Freire: La inversión en I+D no significa innovación

l gran Juan Freire nos vuelve a hacer pensar. Esta vez sobre el impacto de las tan publicitadas inversiones en I+D (+I).

Mi reflexión me lleva a cuestionar que en un campo tan técnico y con tantos ojos listos observando cada movimiento, ¿hay una buena evaluación de impacto? ¿Son los indicadores de rendimiento los mejores posibles? ¿Artículos publicados, tesis, patentes y/o impacto en industria?

No soy un experto. Ni siquiera considero saber lo mínimo del tema, pero me gusta aplicar mis convicciones generales (las políticas públicas españolas necesitan de evaluación de impacto seria) a los casos particulares (el complejo ciencia-tecnología)

Aparte está mi intuición de que el «café para todos» en ciencia es de las cosas más perniciosas que hay. Es sólo una intuición.

¿Alguna opinión de mis lectores académicos?

3 respuestas

  1. Básicamente,

    pienso que la inversión en I+D+i debe promocionarse desde las empresas. La inversión de los gobiernos conduce a lo que todos hemos visto en la universidades, incluso yo, que he sido becario: un par de papanatas sentados delante de un ordenador haciendo el ganso. No habiendo estímulos no se consigue nada. Algunos profesores, con el tema de los sexenios de investigación todavía hacen algo, pero creo que es en las empresas donde ha de recaer la labor de investigar.

    Sabido es que en España no hay empresas punteras de casi nada. Es por no investigar. Una pena.

  2. Avatar de Luis F. Rull
    Luis F. Rull

    Hay varios puntos que no se deben mezclar cuando se analiza la inversión «pública» en I+D. El primero está relacionado con la necesaria, en mi opinión, inversión en lo que se puede denominar «Progreso del Conocimiento», que va desde los fundamentos de la Mecánica Cuántica hasta la Arquelogía. El segundo está relacionado con el necesario nivel en las Universidades que permite a los estudiantes estar en contacto, recibir educación, que les permite formarse como profesionales que «saben resolver problemas» más que como profesionales que saben la solución de ciertos problemas. Un tercero está en la capacidad de políticas provenientes de la Administración para «orientar» a los Investigadores en su actividad intelectual. Finalmente está el extraordinariamente difícil proceso de «eliminar» de las Universidades a los que NO hacen Investigación.

  3. En esto como en todo, las subvenciones estatales siempre son un desastre. Convierten a las empresas en cazadoras de rentas, más preocupadas por obtener la subvención que por investigar. Distorsionan fatalmente el sistema de incentivos propio del mercado libre. En este texto (http://www.liberalismo.org/bitacoras/3/1187/ ) que tuvo que se publicado como anónimo por miedo a las represalias, alguien que conoce bien el tema lo explica mejor que yo.

    Pero, Luis, no te equivoques: no hay que gastar más dinero de la gente, de sus impuestos, para verificar algo que todo el mundo que tenga dos dedos de frente y sea independiente sabe y comprueba.

    Mónica

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