De Séneca, buenas intenciones y los contextos.

«Afable para mis amigos, suave e indulgente para mis enemigos, cederé antes de que me rueguen y me adelantaré a las peticiones honestas. Sabré que mi patria es el mundo y que los dioses lo presiden, y estos están por encima de mí y entorno mío, como censores de mis hechos y mis dichos. Y cuando la naturaleza reclame mi espíritu o mi razón lo despida, me iré con el testimonio de haber amado la conciencia recta y las buenas inclinaciones, sin haber mermado la libertad de nadie y menos la mía»

Séneca, Sobre la felicidad (Capítulo 20: El valor del esfuerzo filosófico

Me llega esta cita en una felicitación de Navidad. Pero llega sin la referencia del libro al que pertenece ni el contexto en el que está escrita. He encontrado la obra a la que pertenece Sobre la Felicidad. Si leéis el capítulo completo en el que está encuadrado, os daréis cuenta de que el contexto en el que está inscrito le da un significado totalmente distinto. No es complicado, os animo a que lo hagáis. Me ha hecho reflexionar sobre lo sencillo que es hablar de cosas fundamentales y que, con la excusa de hacerlo fácil y de acercarlo a nuestra conveniencia, lo simplificamos, descontextualizamos y finalmente desvirtuamos hasta que lo convertimos en una cita que no es más que aire con algo de color: convertimos un pensamiento brillante en humo.

Buscando las referencias me he encontrado con un texto de Julián Marías sobre la obra en Abc (en 1996). ¡Qué segundo giro tan inesperado toma la cita! Los tres saltos de contextualización (Cita->Capítulo->Libro->Marías) dan una visión de que el «buenismo» no es más que otro narcótico social. (Basta con ver el primero y el último, pero recomiendo la lectura del libro completo, es muy asequible)

Puesto que creo que cualquiera que sepa leer y le invierta unos pocos minutos de concentración es capaz de ver, aunque sea en una forma general, el burdo engaño en la simplificación de las buenas intenciones y «la virtud», ¿qué razón hay para hacerlo?

Puesto que muchas veces no es necesario desvirtuar el mensaje o la reflexión para hacerlo llegar a un público amplio, puesto que sólo implica un poco más de esfuerzo de sintaxis correcta y simple, además de concentración, ¿son razonamientos o consignas?

Un amigo sostiene que el aristocratismo (¿se escribe así?), disfrazado de clasismo y de condescendencia hacia “los menos favorecidos”, pervive en nuestras sociedades porque así es más sencillo adecuar “la realidad” a los intereses cambiantes de los poderes políticos. Yo no lo tengo claro, me resulta una explicación “demasiado fácil” para un problema tan complejo.

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