Mi querido García Serrano me vuelve a sacudir. Son las cosas de los amigos, te dicen lo que piensan de verdad, incluso los cibernéticos. Me dice que la derecha siempre gobierna, que por qué cito tanto a periodistas de “El Mundo Andalucía”, que no me defino, que no sabe si subo o bajo.
Derecho a existir, a disentir, a pensar, a criticar. Son derechos algo imprecisos, que invocaré para justificar que escribo sin pensar ni obedecer a nadie. Que no soy esclavo de consignas ni partidos. Que intento escuchar y ver con ojo crítico lo que me estampan dan los medios.
Este amigo no puede leer las columnas de “El Mundo”, sólo puede interpretarlas. García Serrano, al igual que otros, no juzga únicamente por el contenido, juzga por un hipotético objetivo que él mismo asigna. Juzga por el Quid Prodest, (¿a quién beneficia?) Como sentencia que beneficia al Partido Popular, tiene que ser malo pensar así, leer eso o dejar que otros lo hagan. “La Derecha” tal y como él la denomina, es el único origen de todos los males. Y si la cuestión no atañe a un partido “de derechas”, la explicación es que la derecha está disfrazada de partido de izquierdas. Según esta posición, si las cosas van mal en Andalucía es “porque la derecha manda siempre, gobierne quien gobierne” . No hay medias tintas.
Pero todas estas cosas son se vuelven banales cuando hablamos de personas reales, con sus hipotecas y opiniones. Cuando un profesional es despedido por decir que un proyecto gubernamental es una tomadura de pelo, el tema se hace más serio. Se juega con las cosas de comer.
¿Por qué no aplicar ahí el “Quid Prodest”? Porque quien sale beneficiado es el político que quita de en medio a quien critica su actuación. ¿Y quién sale perjudicado? Esa persona que ha sido despedida. Y nosotros. Porque nosotros, que vivimos en Andalucía, perdemos la integridad de un comunicador, que dejó pasar la oportunidad de prostituirse y seguir cobrando a final de mes. Y perdemos todas aquellas críticas de los que aprenden de la purga. De los que aprenden qué les pasa a los críticos. De los que aprenden de las ventajas del silencio.
Perdemos muchas las posibilidades de mejora, porque cuatro ojos ven más que dos. Y porque tal y como dijo un tipo muy listo, una vez que uno abre la mano, le cuesta mucho cerrarla. Y en Andalucía, querido amigo. Hay demasiadas manos abiertas.
Yo pensaba que en la blogosfera no se me exigiría una trinchera, que tener opiniones sobre algunas cosas y contarlas sería suficiente. Supuse que aquel que quisiera otra cosa dejaría de leerme. Asumí que elegir un bando o tomar partido por unas siglas era algo opcional. Como no cobro ni vendo nada, quise creer que mi privilegio sería no tener que afiliarme a nada. Pensé que, de las tres opciones de Hirschman, salida, voz y lealtad, la mejor en el debate público es la voz.
No entiendo el “Quid Prodest” con Mis Apuntes, con cincuenta lectores diarios. Cincuenta fieles que ni pagan, ni se quejan. A los que no exijo nada porque nada me piden. Porque nada prometo. Porque saben que no le debo nada a nadie. Ni espero nada de nadie. No soy siervo de nadie, ni de mi mismo.
Como el gran Van Morrison dice, hablar es barato.
PS: García Serrano, uno de esos lectores fieles, me habla con cariño, con sinceridad. Sé que sus críticas son de buena fe, no pretenden ni acallarme, ni manipularme, ni empujarme a algún sitio. Por eso escribo un apunte como este, porque sé que se lo tomará bien. Por eso me falta algo cuando llegan sus silencios.
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