El domingo, fuimos Eva y yo a ver “El Bosque” (The Village), una película de M. Night Shyamalan con Joaquin Phoenix, Bryce Dallas Howard , Adrien Brody William Hurt y Sigourney Weaver.
Lo mejor de la película, como de costumbre, fue la discusión que tuvimos después. Volví a desempolvar mis viejas nociones de filosofía política y lo pasamos en grande con Hobbes y Rousseau. Parece pedante, pero fue muy divertido, y me volvía a dar cuenta de lo listísima que es la chica que a la que acompaño, que me deja arroparla y que me soporta el mal humor.
Sin querer desentrañar el meollo de la película, me gustaría destacar que resalta muy bien el debate de cómo deben organizarse las sociedades. Si nos basamos en una visión Roussoniana del hombre (Emilo o la educación J. J. Rousseau), en la que la sociedad corruptora es la que hace malo al hombre, basta con aislarlo de la parte de esa fuente de corrupción para que sea bueno. La idea principal del director / guionista es rebatir la idea de que este aislamiento al puro estilo puritano proto-norteamericano, pese a se bienintencionado, puede acarrear consigo el mal que pretende evitar. El miedo (provocado, infundado, falso sin fisuras (no como otros)) y el paternalismo de los que han sufrido provocan una suerte de crueldad y la maldad que pretende evitar.
La versión comunitarista-consensualista o estatalista-represora de cómo regular las acciones de una sociedad nos llevó bastante rato de discusión. El problema del tráfico de la falta de respeto por las normas de algunos sevillanos fue un buen ejemplo en que explayarnos. A final, sin un ganador ni perdedor, Eva me preguntó que si me gustaba la docencia. Me quedé sin habla.
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