(Comentario del capítulo homónimo del libro de Antoni Gutierrez-Rubí disponible gratuitamente en la red,)
Me confunde Toni en esta pasaje. No tengo muy claro si habla en sentido concreto o amplio sobre la meditación. Puede hablar de cómo entienden la zen o el yoga, esto es, sus técnicas para lograr claridad mental o en el sentido más amplio, en el que los gritos de la plaza mediática desaparecen para poder reflexionar sobre lo que se hace con los recursos públicos.
Y me encanta que diga que en las empresas innovadoras se practique la meditación. Igual deberíamos en mecus buscar un hueco y contratar un profesor de Yoga para unas sesiones los jueves por la tarde 😉 (Mejor, para empezar, un fisioterapeuta, que ya empezamos a estar como el hombre de hojalata)
No me entusiasma el enlace que hace entre meditación y espiritualidad. Creo que aunque la forma en la que lo plantean Confucio et al, no son idénticas. Aquel que tiene claros sus valores y principios no se suele dejar llevar por las emociones ni los impulsos irreflexivos, pero no es siempre así (hay algunos dictadores que rompen esta regla) Y tampoco aquellos equilibrados, introspectivos y reflexivos no siempre tienes convicciones valorativas profundas, no hay más que ver a algunos seguidores naive de la Nueva Era, siempre dispuestos a pasar de una nueva cuento/moda contemplantivo, ya sea las pirámides de cuarzo o las frambuesas antioxidantes. Mi argumento es que hay gente con valores muy agresiva e irreflexiva , como hay personas pausadas insustanciales, vacuas o amoldables a los vientos que corran. Por no hablar de los conspiradores pacientes que retuercen la verdad hasta convertirla en mentira (o en titular periodístico)
Resumiendo: valores claros y reflexión pausada, nunca sobran.