
Como la Historia se construye hacia atrás, tendemos a creer que las acciones (e intenciones) de las personas que tomaron parte en ella eran a propósito, conscientes y calculadas.
Si el resultado es bueno, pocas personas se niegan a ponerse la medalla. Si es malo, la culpa será de las circunstancias o se pondrán de perfil para que no se les relacione con el hecho.
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