El testamento Heiligenstadt por John Hurt.
Se disculpa por no alegrarse al ver a los amigos, por no saludar, por no tener una conversación alegre con nadie. Y apela a la comprensión, a la amistad y el cariño de todos aquellos que le aprecian. Les advierte que su presencia, conversación y relaciones amistosas sólo le traen dolor y amargura. Si me quieres, libérame, decía Sting, pero muchos años antes había pedido algo mucho más radical. Había saltado el muro de los sentimientos para, postulando su necesidad de aislamiento, alejarse de todos y ahogar el sincero interés de los demás en él.
Su sordera le nublaba también el sentido común. ¡Qué gran error huir de los amigos!¡Qué fatales consecuencias le esperan a aquel que demanda aislamiento bajo la excusa del respeto a la individualidad! La intimidad es necesaria, pero del recogimiento a la reclusión hay un paso. Y la reclusión puede llevar al exilio del mundo real. A la sordera social, porque los demás pueden dejar de hablarte…
Sigan disfrutando…
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