Hace tiempo, y como consecuencia de observación de años, descubrí el secreto mejor guardado de mi familia paterna: La doctrina Rull de evaluación de nuevos miembros.
Consiste en un sistema de aceptación de los nuevos miembros asociados (los políticos: básicamente, los novios de mis tías) basado en una única variable: lo feliz que hace al miembro de la familia original.
Es preciso decir que la consecuencia inevitable (comprobado empíricamente) es la fagocitación del nuevo miembro en la familia, cual Corleones cualquiera. La táctica de la gallina que acoge todos los huevos bajo su protección y calor se aplica cual cernícalo descrito por Félix Rodríguez de la Fuente.
Uno de los corolarios de esta doctrina es sencillo y brutal: sea como sea el nuevo miembro, alto, bajo, culto, rico, zarrapastroso, soso,… sólo se le mira una cosa: la situación “del nuestro”.
Me gusta esta doctrina, aún siendo brutal. Me gusta incluso sabiendo el hecho de que nunca se ha aplicado su lado negativo. Espero que sea así por muchos siglos…
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