Si hay crisis, puede ser todavía más grave que la económica.
Es un tabú en muchas empresas y entre los emprendedores, pero la crisis económica quita horas de sueño y preocupa a las familias de los que tenemos proyecto propio. Y más si es innovador y alejado de lo que la generación de nuestras abuelas entendía que eran «trabajos serios». Personalmente estoy tranquilo porque creo que nuestro modelo de negocio es sólido y con futuro. Me preocupan más otras crisis y problemas.
Mucha gente de mi generación ha estado los últimos años con trabajos duros y mal pagados, muchos trabajando para personas que son positivamente menos capaces, trabajadoras e inteligentes que ellas. Muchos siguen esperando que se haga realidad la promesa de mérito y capacidad, esperando que su preparación y esfuerzo les de una vida soportable, con sus pequeñas satisfacciones y esperanzas. Espido Freire ha descrito muy bien esta situación en Mileuristas (acaba de sacar su segunda parte, La generación de las mil emociones. Mileuristas II.
La crisis que me preocupa es la que trae desesperanza, cinismo, conformismo con un trabajo o estilo de vida que aprieta y ahoga. La crisis es que todas estas cosas se apropien de una generación capaz de grandes cosas si se le da la oportunidad y cree en sus posibilidades. Desesperanza y cinismo son defectos de los que es complicado desembarazarse. Si eso de «trabaja duro que podrás construir tu hueco en este mundo» deja de ser la idea de muchos, ¿quién quedará para hacer grandes cosas?
Foto: The only place where success comes before work is in the dictionary. Foto de TIO.
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